PARTE II LOS ESTUDIOS ACERCA DE LA CULTURA
Es característico del ser humano el pensamiento simbólico. Si bien, la constitución biológica del ser sienta las bases para que éste sea posible, sólo mediante el aprendizaje de la cultura, el pensamiento simbólico deja de ser una posibilidad para convertirse en realidad. Y gracias a ese aprendizaje de lo simbólico las demás potencialidades biológicas pueden también concretarse. “Entre los planes fundamentales para nuestra vida que establecen nuestros genes y la conducta precisa que en realidad practicamos se extiende una compleja serie de símbolos significativos con cuya dirección transformamos lo primero en lo segundo, los planes fundamentales en actividad”.
Ese aprendizaje de lo simbólico es lo que se denomina enculturación, siguiendo el razonamiento de Clifford Geertz. La enculturación en este sentido es también el proceso a través del cual nos constituimos en sujetos culturados: “Llegar a ser humano es llegar a ser individuo y esto se logra guiados por esquemas culturales por sistemas de significación históricamente creados en virtud de los cuales formamos, ordenamos, sustentamos y dirigimos nuestras vidas”.
Marvin Harris distingue entre el proceso de enculturación y el proceso de difusión cultural, caracterizando a la primera como un proceso trans-generacional: “…endoculturación designa el proceso por el que la cultura se transmite de una generación a otra, la difusión se refiere al proceso por el que la cultura se transmite de una sociedad a otra”.
La enciclopedia libre de Internet, enfoca a la endoculturación o enculturación, como un producto de los mecanismos y procesos educativos, que transmiten las pautas culturales adecuadas para la vida en sociedad. La entiende como un proceso continuo con niveles de conciencia e inconciencia.
Proceso mediante el cual una cultura establecida enseña a un individuo con la observación, la repetición y demás procesos educativos sus normas y valores aceptados, de tal forma que el individuo pueda convertirse en un miembro aceptado de la sociedad y encuentre su papel apropiado. Más importante, la enculturación establece un contexto de límites y formas correctas que dictan que es apropiado y que no en el marco de una sociedad.
Es un proceso que se desarrolla tanto desde la niñez hasta la vida adulta y puede ser consciente o inconsciente.
Para Jhon Nance Panamin Mágnum, la enculturación es un proceso que inicia desde las primeras horas del niño o niña fuera del vientre materno, e inclusive antes del nacimiento.
De ahí que los hombres se vean forzados a confiar en las tradiciones de sus sociedades para obtener los medios de satisfacer sus necesidades. Por ejemplo, los recién nacidos están provistos tan solo de un equipo de instintos para obtener alimento: aquellos que tienen que ver con el acto de mamar. Todos los demás conocimientos sobre lo que es comestible (o venenoso) y la forma de procurarlo y prepararlo deben aprenderse.
El término técnico para designar el proceso de aprendizaje es el de enculturación. Las orientaciones innatas en los seres humanos son útiles, generan plasticidad (…) y en algunas ocasiones son eficientes. Pero son demasiado generales y están menos precisamente reguladas que las orientaciones simbólicas.
Posteriormente el mecanismo más importante de enculturación es el lenguaje:
Al aprender una lengua el hombre adquiere maneras de categorizar los sonidos así como planes para agrupar estas categorías en estructuras más y más complejas: morfemas, palabras, frases, oraciones, poemas, historias etc. Asociado a estas complejas estructuras hay algo que llamamos significado de manera que a medida que una persona aprende una lengua recibe a la vez una forma tradicional de percibir el mundo y relacionarse con él.
La adquisición de la cultura continúa luego mediante la socialización, es decir mediante el aprendizaje vinculado a la vida en sociedad. Mediante la imitación, la inferencia y la enseñanza (formal e informal), las personas conocen y adoptan pautas culturales de significación y conducta:
… la cultura permite al hombre dividir sus experiencias en unidades manejables (categorías) y hacer uso de dichas unidades por medio de patrones (planes) aprendidos y uniformados socialmente. Sostendremos que cada cultura consta de un conjunto complejo de categorías y los planes correspondientes, que se aprenden en el proceso de enculturación y que permiten a las personas que los comparten comunicarse entre sí y satisfacer sus necesidades.
Es necesario hacer énfasis en el carácter social de la enculturación. Geertz sostiene que la supervivencia humana depende cada vez menos de lo biológico y cada vez más de lo cultural. De igual manera Panamin Magnum, constata el grado de dependencia de los humanos hacia el aprendizaje para conservar su existencia: “El hombre es (…) no solo un animal social, sino también un animal que únicamente puede convertirse en individuo si está dentro de una sociedad”.
La enculturación es un proceso continuo a lo largo de la vida, en la medida que cada gesto o actitud es un “gesto cultural” y que “Todo gesto cultural educa con su hacer”. “Haga lo que haga es imposible no culturar. Conciente o inconcientemente siempre estamos educando-en-cultura: enculturando”.
Ernest Shachtel entiende la enculturación como un proceso que limita las “infinitas posibilidades” del ser en su apertura al mundo:
Nacer y crecer en una sociedad y en una cultura concretas estrecha violentamente las normas de relación con el mundo que se ofrece al niño que está creciendo. Por otra parte le permite (…) encontrar, dentro del marco de su cultura y su tradición, su estructura particular de relación con él.
En esta concepción del proceso de enculturación, se lo representa como el estrechamiento de las posibilidades del individuo, hasta enmarcarlo en los límites de su propia cultura. Al caracterizar a esa limitación del individuo como violenta, hace pensar en el ejercicio de poder como intermediario de este proceso, y remite al carácter político de la enculturación.
Judith Butler estudia el proceso de constitución de las personas como sujetos, es decir, como seres culturados, desde la óptica de la política y el poder:
“El poder trascendente es solo una parte de las operaciones del poder. La otra parte es la forma como el poder prefigura, crea (epistemológicamente) y determina al sujeto (…) lo que uno es, nuestra formación como sujetos depende de ese poder…”.
Se entiende al proceso de adopción de una cultura como la internalización normativa trascendente y determinada por las relaciones de poder. La norma al ser internalizada funda la distinción entre lo psíquico y lo social, es decir, genera la representación del límite entre el Yo y el ambiente social. Pero además genera las representaciones que permiten diferenciar entre Naturaleza y Cultura.
La internalización de la norma en el momento fundacional del sujeto cultural, se produce porque su adopción es la condición de subsistencia del ser. Al asumir la norma el niño/a asegura la creación de vínculos afectivos y materiales con las personas de las que depende para sobrevivir, por eso decimos que la internalización fundacional de la norma se basa en un deseo previo que es el deseo de supervivencia. Luego este deseo de supervivencia, y el aprendizaje normativo (internalización y obediencia) será explotado por el poder regulador del Estado o por el poder económico de las clases dominantes.
J. Lacan sostiene que al ser instalada la norma, es decir, al reprimir el deseo y encajar en la norma que permite la socialización, se accede también a la inteligibilidad de la cultura: enculturación. La norma instala al sujeto “…dentro del lenguaje y por tanto dentro de los esquemas disponibles de inteligibilidad cultural”.
A pesar de ello, el proceso de enculturación es y permanece en gran medida inconsciente, o “naturalizado”, lo que impide la reflexión crítica sobre él y sus consecuencias: “Los símbolos están, en general, enraizados en la mente inconsciente y son de esta suerte difíciles de identificar y discutir por la gente que vive bajo ellos”.
Al respecto Marie Langer afirma lo siguiente: “Toda conducta, toda actitud o acto está sobredeterminado desde el inconsciente. La eficacia de la ideología reside en que es básicamente inconsciente”.
Todo lo analizado permite considerar a la enculturación en los siguientes términos:
Proceso de aprendizaje-enseñanza de la cultura, por medio del cual las personas adquieren una forma particular de ver y entender el mundo, así como el conocimiento simbólico necesario para concretar relaciones y prácticas que les permiten sobrevivir.
Si bien se refiere a la transmisión intergeneracional de la cultura, el proceso no se remite a un momento particular de la vida, sino que se prolonga a lo largo de nuestra existencia, tomando en cuenta la necesaria reproductivilidad de la cultura. Se vale de múltiples recursos: el aprendizaje no-verbal, la intuición, el lenguaje, la socialización y todo gesto cultural que promueve su uso.
Es un proceso eminentemente social y por tanto político, en el cual la cultura, encarnada en distintos actores (padres, profesores, comunidad), ejerce poder sobre el individuo, limitando las contingencias culturales elegibles, a las opciones particulares de su sociedad; impidiendo así una opción conciente entre alternativas, imponiéndole la norma, y convirtiéndolo en sujeto.
En efecto durante la vida, los hombres apropian de manera permanente la cultura. Se inscriben como miembros de la sociedad, en el llamado proceso de endoculturación –cultura hacia dentro- durante su socialización. En un tiempo como meros receptores, en otro como transformadores modificando o añadiendo elementos a los existentes.
Cabe agregar que la interacción en la que desarrollan sus actividades individuos y grupos, propicia la transculturación, concepto aportado al pensamiento antropológico por Don Fernando Ortiz en su obra el contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. El término transculturación aceptado internacionalmente como categoría definidora de procesos de choque y gestación de una tercera forma de cultura; se constituyó sobre la base de las categorías de transmigración, desplazamiento, progreso espiritual y evolución.
Don Fernando Ortiz al referirse al vocablo o neologismo (transculturación) señaló que el mismo expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque este no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana aculturación sino que el proceso indica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse, una parcial deculturación, y además, significa la creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación. Es no solo un fenómeno que con frecuencia tiene lugar sino que representa un aspecto importante del cambio cultural distinguiéndose de la palabra difusión.
Según estas ideas, aculturación debe ser distinguida de cambio cultural, del cual solo es un aspecto y de asimilación que es, a intervalos una fase de la aculturación. También debe ser diferenciada de difusión que, aunque ocurre en todos los casos de aculturación, es un fenómeno que tiene lugar con frecuencia no solamente sin la ocurrencia de los tipos de contacto entre grupos especificados en las ideas anteriores, sino que además, constituye solo un aspecto del proceso de aculturación
Jesús Guanche en su obra “Transculturación y africanía” destaca:
La propuesta introducida por Ortiz en 1940, acerca del neologismo transculturación, en abierta oposición a la voz inglesa acculturation, no significó un simple cambio de prefijo para matizar el conocimiento de los procesos culturales y sus cambios, sino que se derivó de una profunda reflexión basada en múltiples investigaciones durante más de tres décadas sobre la problemática etnosocial cubana y sus nexos internacionales.
.El alcance conceptual de la transculturación lo define su creador como:
Las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura (…), sino el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación. Al fin (…) en todo abrazo de culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero9 también siempre tiehne algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos. En conjunto, el proceso es una transculturación, y este vocablo comprende todas las fases de su parábola.
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